La piedra del mediodía es un símbolo en Carcelén y en torno a ella se celebran las fiestas y otros acontecimientos de la vida de estas sencillas gentes, además ha generado leyendas que van quedando en la memoria de algunos y en el olvido de la mayoría. Es un milagro de la naturaleza, con una verticalidad extrema y a la vez parece estar cogida con alfileres. Un menhir que durante años ha regido los biorritmos de la localidad; el maestro se asomaba por la ventana de la escuela y cuando el sol mañanero rozaba su punta mágica era la hora del recreo, y los hortelanos y campesinos sabían si tenían que regresar a la morada solo con mirarla, además de sopesar el sudor de sus frentes. Un refuerzo de la virilidad y lozanía de la juventud, que con una antorcha en la oscuridad de una noche de agosto, traspasan su espalda y se embarcan en una ofrendosa carrera cuesta abajo y vertiginosa, a la luz de unas hogueras que desde lejos cubren la imaginaria en un camino de guerreros que protegen la villa. Aire, fuego, tierra y agua en una noche mágica y ancestral.
Imponente imagen la de esta piedra observando al pueblo de Carcelén.
Otro lugar mágico.
Lugar estratégico donde acuden los vientos de la llanura.
Terrenos donde hubo prospecciones petrolíferas.
Antorcha para iluminar el camino, la noche de San Bartolomé.
Los castillejos de piedra y el castillo verdadero del Conde de Casal,estancia, prisión y cárcel.
Fuente de los pimenteros.
Frutos de la Paulonia.
Senderistas en formación en busca de su objetivo.