LA LEYENDA DEL TACÓN DEL MORO Y LA CUEVA DE LA MORA.
En las inmediaciones del manantial de la Fuente de las Dos Hermanas vivía una madre con dos hijas y un apuesto y fornido hijo, quien un día, cuando fue a por leña al Cerro de San Jorge pasó por la Cueva de la Mora y allí se tropezó con la joven Yasmine, de origen árabe, que estaba peinando su largo pelo con un peine de plata en la puerta de su cueva. Al contemplar su belleza, el amor les entró por los ojos a los dos, envueltos entre el tomillo y el romero y se fundieron en un largo beso que desembocó pronto en una gran boda. Enfrente, no muy lejos de allí, en una construcción de piedra y palos enclavada en lo alto del Cerro de la Cabeza del Judío, vivía un gigante árabe. El muchacho estaba enamorado de la bella Yasmine a la que controlaba desde su posición. Al observar la escena de amor y sus consecuencias, se llenó de celos y se enfadó tanto que se subió a la cima del Cerro de San Jorge y pegó un gran taconazo que rebajó un centímetro la dura roca sobre la que descargó su enorme pie, dejando marcado el tacón de su bota allí para toda la vida.
Así quedó plasmada su furia en el Tacón del Moro, junto al que hay grabado un corazón ardiente de amor. Los recién casados fueron a vivir a la cabaña de la Fuente de las Dos Hermanas de Casas Ibáñez y tuvieron muchos hijos. ¿Quién sabe si alguno de nosotros estamos emparentados con aquella descendencia?
Tacón hundido en la roca por el zapato gigante del joven árabe junto al grabado de un corazón ardiente de amor.
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